La maison derrière

Hace eones, los dioses y los humanos convivian pacificamente. Algunos de éstos dioses, como Apolo, se enorgullecian de que sus hijos, criaturas hechas a su imagen y semejanza, poblaran la tierra y que éstos les suministraran todo lo que aquellos dioses vanidosos podrían llegar a desear, pero siglos más tarde, los humanos, se hartaron de serviles y de que algunos de estos dioses se aprovecharon de ellos, y les exiliaron al olimpo. Zeus, dios de dioses, estuvo de acuerdo con el castigo y él era el único que, de vez en cuando, regresaba a la tierra.

Pasaron los siglos y los humanos terminaron olvidando la existencia de aquellos dioses que les habian dado la vida, relegandolos a meros mitos y leyendas, como cuentos que contaban a sus hijos antes de que éstos se fueran a dormir.

Muchos dioses se sintieron ofendidos, sobre todo aquellos más vanidosos como Afrodita y Dionisio, también conocido como Baco. Ambos echaban de menos a los humanos y sus atenciones por lo que decidieron obviar el castigo y regresar a la tierra bajo una apariencia mortal que les haría menos llamativos y, por tanto, también invisibles a los ojos de Zeus.

Con su llegada a la tierra, las bacanales y las orgías se sucedian sin descanso y aquello llamó la atención al gran dios, el cual descubrió las verdaderas identidades de sus dos hijos. Zeus se enfureció tanto que sin llegar a pensarlo les echó una maldición: "Durante mil años tendreis prohibido poner un pie en la tierra, si alguno desobecede será directamente enviado al Averno". Ninguno de los dos se atrevió a quebrantar dicha orden pues sabian que, en caso de infligirla, jamás podrían regresar.

Cuando la maldición expiró y ambos dioses regresaron a la tierra, fueron más humildes y decidieron hacer sus fiestas privadas de forma que mandaron construir la maison derrière(la casa de atrás), un pequeño club privado en el cual la fiesta era constante.

La maison derrière lleva 200 años en funcionamiento y, su actual dueña, Lorraine D´Anffortt les espera con las puertas de su establecimiento abiertas. Sólo existe una regla: "Quien a hierro mata, a hierro muere."

¿Estás dispuesto a entrar y pasártelo bien? Sólo recuerda una cosa, si entras ya no querrás salir.